A algunas personas les encanta lavarse el rostro en la ducha. Otras mantienen separadas sus rutinas de limpieza corporal y facial. Ambas opciones están bien, pero hay algunos pros y contras a tener en cuenta. Antes de decidirte, es mejor que analices los argumentos para ver qué es lo mejor para tu rutina de cuidado y tu tipo de piel.
1. Mayor limpieza. ¡Hay una razón por la que los spas utilizan vaporizadores faciales! El vapor de la ducha abre suavemente los poros y libera la suciedad, la grasa y el exceso de sebo. Esto proporciona una limpieza más profunda.
2. Mayor rapidez. La limpieza en la ducha mata dos pájaros de un tiro, lo que es excelente para las prisas matutinas. Además no necesitas preparativos como recogerte el cabello, etc.
3. Mayor facilidad. Todo se lava fácilmente en la ducha, así que no tienes que preocuparte de derramar el limpiador o de que te caiga en el cabello.
1. Mayor limpieza. ¡Hay una razón por la que los spas utilizan vaporizadores faciales! El vapor de la ducha abre suavemente los poros y libera la suciedad, la grasa y el exceso de sebo. Esto proporciona una limpieza más profunda.
2. Mayor rapidez. La limpieza en la ducha mata dos pájaros de un tiro, lo que es excelente para las prisas matutinas. Además no necesitas preparativos como recogerte el cabello, etc.
3. Mayor facilidad. Todo se lava fácilmente en la ducha, así que no tienes que preocuparte de derramar el limpiador o de que te caiga en el cabello.
1. Calor. El agua caliente puede resecar tu piel y dañar su barrera protectora.
2. Tiempo. En la ducha, tu piel está en contacto constante con el agua durante varios minutos, lo que puede despojarla de los aceites necesarios y eliminar demasiada humedad.
3. Mojado y resbaladizo. Con el agua arrastrándolo todo rápidamente por el desagüe, es posible que tu limpiador no permanezca el tiempo suficiente para hacer el mismo efecto.
1. Calor. El agua caliente puede resecar tu piel y dañar su barrera protectora.
2. Tiempo. En la ducha, tu piel está en contacto constante con el agua durante varios minutos, lo que puede despojarla de los aceites necesarios y eliminar demasiada humedad.
3. Mojado y resbaladizo. Con el agua arrastrándolo todo rápidamente por el desagüe, es posible que tu limpiador no permanezca el tiempo suficiente para hacer el mismo efecto.
1. No hay cruce. Si mantienes el shampoo y el acondicionador separados del limpiador facial, te asegurarás de no irritar accidentalmente la piel con las fragancias de los productos capilares. Esto también tiene más sentido cuando usas un acondicionador profundo rico en aceite.
2. Humedad instantánea. Si te limpias el rostro después de la ducha, enseguida puedes aplicarte el humectante para fijar inmediatamente la hidratación.
1. No hay cruce. Si mantienes el shampoo y el acondicionador separados del limpiador facial, te asegurarás de no irritar accidentalmente la piel con las fragancias de los productos capilares. Esto también tiene más sentido cuando usas un acondicionador profundo rico en aceite.
2. Humedad instantánea. Si te limpias el rostro después de la ducha, enseguida puedes aplicarte el humectante para fijar inmediatamente la hidratación.
1. Más larga. Separar la ducha de la limpieza facial hace que tu rutina sea el doble de larga, lo que puede tentarte a no lavarte el rostro. ¡Un grave error si buscas una piel sana!
2. Más superficial. Sin el vapor de la ducha para abrir los poros, podrías perderte una buena limpieza profunda.
1. Más larga. Separar la ducha de la limpieza facial hace que tu rutina sea el doble de larga, lo que puede tentarte a no lavarte el rostro. ¡Un grave error si buscas una piel sana!
2. Más superficial. Sin el vapor de la ducha para abrir los poros, podrías perderte una buena limpieza profunda.
Echarte agua muy caliente en el rostro durante la ducha eliminará los aceites naturales y resecará tu piel. Baja la temperatura a tibia cuando te laves el rostro en la ducha.
Echarte agua muy caliente en el rostro durante la ducha eliminará los aceites naturales y resecará tu piel. Baja la temperatura a tibia cuando te laves el rostro en la ducha.
Los limpiadores suaves eliminan la suciedad y las impurezas manteniendo el equilibrio del sebo. No es buena idea usar un limpiador agresivo cuando tienes los poros bien abiertos en la ducha.
Los limpiadores suaves eliminan la suciedad y las impurezas manteniendo el equilibrio del sebo. No es buena idea usar un limpiador agresivo cuando tienes los poros bien abiertos en la ducha.
Cuanto más corta sea la ducha, menos tiempo estará tu rostro expuesto al agua caliente. Esto ayuda a todo tipo de piel a mantenerse hidratada y preservar la barrera cutánea.
Cuanto más corta sea la ducha, menos tiempo estará tu rostro expuesto al agua caliente. Esto ayuda a todo tipo de piel a mantenerse hidratada y preservar la barrera cutánea.
Restregar y frotar puede ser demasiado abrasivo para tu piel, ¡y además no te dejará el rostro más limpio! Esto vale tanto para la aplicación del limpiador como al secar el rostro. Masajea el limpiador y sécate siempre la piel a golpecitos.
Restregar y frotar puede ser demasiado abrasivo para tu piel, ¡y además no te dejará el rostro más limpio! Esto vale tanto para la aplicación del limpiador como al secar el rostro. Masajea el limpiador y sécate siempre la piel a golpecitos.
Los ingredientes de los productos para el cuidado del cabello pueden obstruir los poros o irritar la piel cuando corren por tu cara. Asegúrate de que se aclaran bien lavándote la cara en último lugar.
Los ingredientes de los productos para el cuidado del cabello pueden obstruir los poros o irritar la piel cuando corren por tu cara. Asegúrate de que se aclaran bien lavándote la cara en último lugar.
Para secarte el rostro después de la ducha, usa siempre una toalla limpia para mantener la higiene de tu rutina. Esto también ayuda a evitar la transferencia de cualquier bacteria o impureza de la toalla a tu rostro.
Para secarte el rostro después de la ducha, usa siempre una toalla limpia para mantener la higiene de tu rutina. Esto también ayuda a evitar la transferencia de cualquier bacteria o impureza de la toalla a tu rostro.
