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Cómo adaptar tu rutina de cuidado de la piel a un clima diferente

¿Has viajado alguna vez a una ciudad nueva y al llegar notas que tu piel tiene un aspecto y un tacto completamente diferentes? Hay muchos factores que pueden afectar a tu piel, sobre todo cuando cambias de clima o de entorno. Hoy veremos algunas de las principales causas que pueden estar estropeando tu piel; con nuestros consejos podrás devolverla a la normalidad rápidamente.


Los factores que afectan a tu piel


1. Contaminación

Pasar de un entorno más rural a una ciudad bulliciosa puede ser difícil para la piel, sobre todo cuando se trata de una ciudad con altos niveles de contaminación. Cuando tu piel está expuesta a gases nocivos, partículas de suciedad y cantidades crecientes de radicales libres, puede reaccionar mal. Esto se debe a que la contaminación daña y rompe la función de barrera de la piel al degradar el colágeno y los lípidos que contiene. Los estudios han demostrado que las mujeres que viven en zonas urbanas muy contaminadas tienen una función de barrera debilitada alrededor de un 10 % más que las mujeres que viven en zonas no urbanas. Además, la contaminación puede provocar erupciones cutáneas, irritación, sarpullidos y brotes. Las partículas de suciedad se acumulan en la superficie de la piel, lo que puede obstruir los poros. Esto, mezclado con las células y grasa de tu piel, puede provocar reacciones como granos e incluso deshidratar tu piel.


2. Agua

El tipo de agua que utilizas para limpiarte la piel marca una gran diferencia. Hay dos tipos de agua: el agua dura y el agua blanda. El agua dura contiene más minerales, como calcio y magnesio, mientras que el agua blanda solo contiene partículas de un elemento, el sodio. Las diferencias en el agua pueden afectar a tu piel y la eficacia de los limpiadores. Si estás acostumbrada a usar agua blanda y luego empiezas a usar agua dura, puede resecar aún más la piel. Si te ocurre esto, puedes plantearte utilizar un agua micelar limpiadora en estos casos para evitar los efectos que el cambio de agua puede tener en tu piel. Más información sobre el agua micelar aquí.


3. Temperatura y sol

Pasar de un clima cálido a uno frío (y viceversa) puede afectar a tu piel. Un clima más cálido puede aumentar la producción de grasa de tu piel, mientras que los climas fríos pueden resecarla más, sobre todo si pasas tiempo en interiores con el aire seco que irradia la calefacción. Adapta tu rutina de cuidado de la piel en consecuencia si notas que tienes más brotes o necesitas más hidratación debido al nuevo clima. Además, tanto si hace frío como si hace calor, no olvides nunca utilizar FPS.


Cuidados de la piel cuando experimentas el cambio climático


1. Limpieza profunda con los productos adecuados

Usa un limpiador suave dos veces al día para eliminar la grasa, los radicales libres, el sudor y el sebo de la superficie de la piel. Cambia de limpiador según la respuesta de tu piel al nuevo clima. Si tu piel se torna repentinamente grasa, utiliza limpiadores con ácido glicólico para cortar la grasa y limpiar en profundidad los poros. Es un exfoliante que puede ayudar a aumentar la renovación celular superficial de la piel. ¿Acabas de aterrizar en una gran metrópolis muy contaminada? Usa un limpiador formulado con un complejo antioxidante. ¿Tienes que vestirte muy abrigada en un ambiente frío que te reseca la piel? Utiliza una leche limpiadora o un agua micelar para evitar que tu piel se reseque.


2. Utiliza un tónico si necesitas una limpieza profunda

Busca un tónico eficaz y sin alcohol para eliminar el exceso de grasa o las partículas de suciedad que no se hayan eliminado con la limpieza. Esto es especialmente importante si estás en una ciudad muy contaminada.


3. Usa los antioxidantes

Los antioxidantes son útiles para tu piel, estés donde estés. Los antioxidantes neutralizan los radicales libres que pueden tener un impacto negativo en tu piel. Busca productos con vitamina A, C o E antioxidantes, ya sea en forma de sérum, crema hidratante o bruma.


4. Humecta y protege

La contaminación, el sol y los cambios de agua pueden ser muy agresivos para tu piel, por lo que es muy importante protegerla y humectarla correctamente. Aplica siempre un humectante por la mañana y por la noche para calmar e hidratar la piel. Por la mañana, usa un humectante con FPS para proteger tu piel de los rayos nocivos y del daño solar. Una piel humectada es una piel feliz.