La mejor rutina para el cuidado de la piel en invierno
El invierno puede ser duro para la piel: igual que tienes que abrigarte con la ropa, tendrás que aplicar capas adicionales de protección a tu piel para protegerla del frío. Cuando baja la temperatura, también lo hacen los niveles de humedad de la piel, lo que puede causar estragos en la piel con tendencia a la sequedad. Los tipos de piel sensible también pueden sufrir un aumento de los brotes. Es fácil proteger tu piel en invierno, pero debes saber qué cambios debes hacer. A continuación te explicamos cómo puedes adaptar tu rutina de cuidado de la piel al invierno para obtener unos resultados óptimos.
Paso n.º 1: No evites exfoliarte
Probablemente pienses que exfoliar sería demasiado duro para tu piel en invierno. La exfoliación elimina las células muertas de la piel y gracias a ello tu piel puede parecer menos seca y escamosa. Utiliza un exfoliante con perlas o enzimas de frutas para eliminar el exceso de células cutáneas, alisar y equilibrar tu tez en general.
Paso n.º 2: Lleva tu humectante al siguiente nivel
Debes utilizar un humectante distinto en invierno que en verano, ya que tu piel tendrá necesidades diferentes. Busca un humectante con una consistencia ligeramente más espesa que selle la humectación en tu piel. Para la noche te sugerimos Anti-Fatigue Miracle Sleeping Cream de Garnier, que tiene todos los superpoderes de una mascarilla integrados en una crema. Restaurará la piel apagada y seca con el beneficio añadido del ácido hialurónico y los hidroxiácidos, que hidratan intensamente.
Durante el día es esencial que te apliques FPS, ya que el sol es un factor importante en la sequedad y el daño de la piel, incluso en invierno. Utiliza al menos un FPS 15, pero súbelo dependiendo de lo clara que sea tu piel y de tu nivel de exposición al sol. Un humectante iluminador con FPS hará que tu piel luzca radiante durante todo el día.
Paso n.º 3: Hidrátate por dentro y por fuera
El clima invernal está decidido a eliminar el agua de tu piel y tu cuerpo, por lo que es importante que sigas estos tres pasos cruciales en tu hidratación diaria. En primer lugar, asegúrate de beber mucha agua a lo largo del día y de hidratarte consumiendo frutas y verduras. Una forma excelente de empezar el día es con un vaso de agua tibia con un chorrito de limón. Saciarás tu sed tras una buena noche de sueño con el beneficio añadido de la vitamina C.
El segundo paso de tu plan de hidratación debe ser aplicar el humectante en los dos minutos siguientes a ducharte o lavarte el rostro. Si te aplicas el humectante mientras la piel aún está húmeda, puedes sellar las partículas de agua en tu piel, lo que puede ayudar a que tu piel se mantenga hidratada durante el día. Asegúrate de no perder demasiado tiempo después de limpiarte o ducharte, ya que una vez que estas partículas de agua se evaporan por completo, se llevan consigo la hidratación, robando la humectación de tu piel.
Por último, invierte en un humidificador para que el aire de tu casa sea menos seco. Te ayudará a mantener la piel hidratada, sobre todo por la noche, lo que puede reducir la descamación y aportar flexibilidad a la piel.
Paso n.º 4: Vigila la temperatura
Es muy tentador darse una larga e intensa ducha caliente en invierno, sobre todo después de estar al aire libre en un día helado. Sin embargo, el agua caliente no es amiga de tu piel. Evita despojar a tu piel de su preciada humectación duchándote con agua tibia y no uses agua caliente para limpiarte el rostro.
Añade un sérum a tu rutina
Los humectantes son excelentes, y ya sabes que debes incluir uno en tu rutina. Potencia la eficacia de tu humectante aplicando antes un sérum. Los sérums con antioxidantes como el retinol, la vitamina C y el reservatrol ayudan a iluminar la piel apagada en invierno.